ICOEl Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha encontrado la piedra filosofal, que como bien se sabe se basa en la capacidad de transmutar los metales vulgares en oro o, como es el caso, en la capacidad de transmutar la nada en crédito bancario y poder así elevar la afligida moral de los pequeños y medianos empresarios, la mayoría de los cuales no ve un euro prestado desde hace muchos meses.

Resulta que el organismo creado para gestionar los procesos de reestructuración y resolución de entidades de crédito iniciaba la pasada semana una iniciativa inédita consistente en una millonaria campaña publicitaria en medios -programas deportivos de radio incluidos- en la que traslada la idea de que una vez saneado el sistema financiero con dinero público, ha llegado la hora de que el crédito fluya, cual manantial vigoroso, para financiar a las pymes.

Con independencia de que todavía le queden tareas por hacer para cumplir con su razón de ser y que una inyección de liquidez no le viene nada mal al debilitado sector publicitario, el FROB se ha lanzado de forma agresiva a ofrecer lo que no tiene, ni está facultado a conceder: crédito.

No deja de resultar sorprendente que sea el FROB, que no da créditos, y no el Instituto de Crédito Oficial (ICO), dependiente también del mismo ministerio y cuya función básica es precisamente la financiación de aquellas actividades de interés nacional que no son cubiertas por la banca tradicional, la que se haya lanzado a «vender» lo que no tiene.

Durante los últimos veinte años, el ICO ha desarrollado un gran papel en la financiación a pymes y autónomos a través de las líneas ICO. Este organismo pone la financiación y la banca tradicional se encarga de distribuir los créditos a través de su red de oficinas. Este esquema ha funcionado durante muchos años, pero ahora está haciendo aguas, con una caída del 70% durante el primer trimestre en los fondos concedidos por el Instituto.

¿A qué se debe esta caída? El factor más importante es que el riesgo de impago de estos créditos los asumen las entidades financieras que gestionan el crédito a la pyme o al autónomo, de tal manera que si el banco Sabadell, por ejemplo, da un crédito ICO a una pyme, los fondos los pone el ICO pero si la pyme no paga quien asume el impago es el Sabadell.

Mientras la economía crecía, este no era un problema. Hoy, con la tasa de mora cerca del 11%, el coste del crédito se ha disparado y se ha restringido considerablemente la concesión de financiación por temor al impago.

Por tanto, esta publicidad del ministerio de Economía y Competitividad sólo conduce a la melancolía. El FROB no da créditos y las entidades nacionalizadas, Bankia, Novagalicia Banco y Catalunya Banc, no van a ser las que tiren del crédito. Eso es una falacia, ya que han asumido planes de reestructuración y reducción de actividad con Bruselas que de facto les impiden ser agresivos en la concesión de créditos. Es más, si se pusieran a dar créditos a lo loco podría llegar la renacionalización.

Parece claro que la solución pasa porque el Estado, a través del ICO, comparta con las entidades financieras parte del riesgo de impago y para eso se necesitan reconfigurar las líneas ICO. Román Escolano, presidente de este instituto, tendría que haber presentado hace meses al Gobierno un plan con nuevas líneas. Es lo que haría cualquiera al que le cae la actividad más de un 70%, o no.

La engañosa campaña publicitaria que tiene revolucionado al sector financiero, no tiene desperdicio y merece la pena ser leída en su literalidad, ya que pocos coinciden en encontrar la razón de tan millonaria campaña de publicidad por parte de un organismo que tiene otros objetivos en esta vida que no son los de determinar cuándo y cómo debe fluir el crédito:

«Para que fluya el crédito hacia las pequeñas y medianas empresas, hemos llevado a cabo entre todos una difícil tarea: el saneamiento de nuestro sistema financiero.

Hoy seguimos trabajando para mejorar las condiciones de acceso al crédito y para estimular la economía.

Y ha llegado el momento de que, con este nuevo estímulo, usted consiga el crédito que necesita. Ha llegado el momento de abrir el grifo del crédito para que fluya. El momento de que entre todos volvamos a hacer realidad nuestros proyectos».

La insólita iniciativa ha empezado a crear confusión a los caninos empresarios que desconocen dónde tienen que ir para pedir el crédito que con tanta ligereza se les ofrece que haga realidad sus proyectos, porque la campaña publicitaria se ha olvidado de dar respuestas a muchas preguntas, entre las que sobresale la fundamental: a dónde tienen que dirigirse las pymes a pedir ese crédito que les ofrece el FROB.

Noticia procedente de CapitalMadrid.com