porcentajeLa falta de liquidez es uno de los problemas más acuciantes que tienen que afrontar cada día miles de pymes españolas, además de sufrir las mayores restricciones para obtener financiación de los países de la eurozona, después de las griegas. El grifo del crédito en España sigue cerrado y los negocios de menor tamaño son las principales víctimas. En contra de lo esperado, la reestructuración de la banca, con la aportación de miles de millones de euros de dinero público, no ha tenido, de momento, efecto alguno sobre la reactivación crediticia.
Por el contrario, los últimos datos del Banco de España sobre préstamos vivos y su evolución no invitan al optimismo: la financiación a empresas y familias cayó un 5,8% en tasa interanual en el mes de febrero, experimentando la mayor bajada desde que se inició la crisis; y en los últimos cuatro años, de febrero de 2009 a febrero de 2013, se ha reducido en casi 240.000 millones de euros, es decir, de 950.239 millones de euros se ha pasado a 713.000 millones.
Para Sebastián Reina, secretario general de la Unión de profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), el obstáculo fundamental para obtener crédito son las garantías que exigen los bancos: “Nuestra conclusión es que no hay un problema de escasez de dinero en el mercado sino de criterios de riesgo, que se han endurecido tanto que casi nadie los puede cumplir. Por desgracia, hay que decir que hoy la empresa española se defiende produciendo desempleo”.
La confluencia de diversos factores (mayor presión fiscal, menor actividad, menos ingresos, dificultad para obtener financiación…) hacen que para muchos autónomos y pymes sea inviable mantener su actividad, aunque sean negocios que funcionen bien, asegura Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). “Es como un coche al que le falta la gasolina y no puede circular. Esto está ocurriendo, entre otras razones, por la fuerte dependencia del crédito bancario en España y porque no ha habido fuentes alternativas de financiación”.
Carlos López Casas, presidente de Confivendis, firma dedicada al asesoramiento y búsqueda de financiación, indica que como resultado de la reforma del sistema financiero, hoy contamos con entidades más saneadas, con liquidez suficiente y, en consecuencia, más predispuestas, teóricamente, a otorgar financiación. Añade: “los criterios de riesgos se han endurecido y, en muchos casos, el otorgamiento de financiación es a cambio de obtener mayores garantías, más sólidas y con unos tipos de interés muy altos. Nosotros no hemos apreciado todavía un mayor flujo de crédito hacia las pymes”.
En esta misma línea se manifiesta César Goyache, director senior de la consultora Alvarez & Marsal: “Si ya veníamos sufriendo una clara tendencia a la reducción de la exposición por parte de las entidades financieras a las pymes españolas, fruto de las políticas de desapalancamiento forzadas por los nuevos requerimientos de capital, en los últimos seis meses se ha observado cómo esta tendencia afectaba a la parte más débil de la financiación empresarial: el circulante”. Este recorte está asfixiando a muchas pymes, “que han centrado su actividad durante el primer trimestre del año en mitigar los daños que esta reducción ha tenido, en lugar de centrarse en su crecimiento”.
Según Goyache, el efecto crowding out de la financiación bancaria ha creado nichos de oportunidad para financiar a las pymes que algunas sociedades ya existentes están aprovechando, mientras nuevos jugadores se están posicionando en el mercado. “En función del tiempo que se tarde en reorganizar el mercado y la capacidad de los nuevos jugadores de absorber la demanda, esta sustitución de las fuentes tradicionales de financiación podrá considerarse una mejora en todos los aspectos o una oportunidad perdida de cambiar, de una vez por todas, las estructuras de financiación de las pymes en España”, afirma. En su opinión, estamos en un impasse de falta de liquidez entre la retirada de los bancos y la llegada de nuevos financiadores: “Si esta situación se prolonga, el daño a este perfil de compañía será irreversible en muchos casos”.
¿Qué hacer ante esta situación? Las alternativas que sugiere Goyache pasan por la utilización de estructuras de descuento de facturas y pagarés con sociedades financieras; fondos de capital riesgo; inversores privados; sistemas de financiación públicos o semipúblicos; puesta en funcionamiento de estructuras de garantía recíproca; reducción de los plazos medios de cobros y pagos…
La progresiva desbancalización del sistema financiero está creando una nueva hoja de ruta para que pymes y autónomos puedan obtener liquidez, según Gedesco, entidad especializada en el descuento de pagarés y anticipo de facturas, una opción a la que recurren muchas pymes para conseguir circulante. El consejero delegado, Antonio Aynat, señala que la firma ha lanzado una nueva línea de crédito por la cual los clientes que firmen pagarés por una cantidad determinada, podrán obtener un crédito de hasta un 30% adicional. “La creación de esta línea de crédito aporta más liquidez a las pymes para que, junto con el adelanto de pagarés, puedan disponer de circulante”.
Iván García Berjano, director general de Finanzia Pyme, es optimista y afirma que, a pesar de la crisis, “hay pymes que siguen innovando y buscando nuevas líneas de negocio. Y para estos proyectos hay instituciones públicas que ayudan a su crecimiento. Enisa es una referencia”. Estas empresas con capacidad innovadora también pueden acudir a inversores privados. “En este caso, aparte de asegurar la viabilidad del proyecto con proyecciones financieras, tienen que demostrar que pueden ofrecer una rentabilidad muy alta en cinco años”, subraya.
Las alternativas al crédito bancario son todavía muy marginales, señala Celia Ferrero: “Sería necesario realizar una labor tanto para animar a las pymes a buscar esas vías alternativas, como para que las mismas existan”. Por otra parte, ATA considera esencial la reforma de las Administraciones públicas, “que copan buena parte del crédito disponible y liberaría muchos recursos para la economía real”. Además, Ferreo cree que los bancos tienen que hacer frente a su propia responsabilidad y facilitar el crédito. “No sin garantías, desde luego, pero no es creíble que un 50% de autónomos o emprendedores de este país, a los que nos consta que se les niega el crédito, no propongan proyectos viables y con garantías”.
Los bancos, cada vez más cautos

Los bancos, por su parte, aseguran que son más prudentes a la hora de prestar ante el temor a que la morosidad siga aumentando, situada ya en el 10,8%, pero que continúan concediendo créditos. Por ejemplo, Santander señala que mantiene el crédito a empresas. En 2012 lanzó el Programa 4.000 del que se beneficiaron más de 7.500 pymes y 5.000 exportadores. Además, a través de la línea ICO, realizó 19.300 operaciones por un importe de 1.340 millones. Si a estos programas específicos se añade la producción habitual, se alcanzaron más de 160.000 operaciones por un volumen de 22.700 millones de euros, “cifras relevantes en un mercado con modesta demanda de crédito solvente”, según el banco, que para 2013, ha puesto en marcha un programa adicional, el Plan 10.000, que aumenta en esa cantidad los créditos concedidos en 2012.
Asimismo, Sabadell dice que uno de sus objetivos es facilitar financiación, sobre todo a las pymes. Para ello, tiene en marcha el Plan Crecimiento, con 2.000 millones de euros. Hasta el 22 de marzo, ha realizado 5.448 operaciones por un importe de 444 millones de euros, un 14% más que en 2012. “El objetivo es facilitar financiación a toda empresa solvente con un proyecto solvente”, señalan en la entidad.
También Caixabank asegura que en 2012 apoyó a las pymes emprendedoras y que crean empleo, a las que concedió 15.762 millones de euros en 133.848 operaciones. Y Bankia ha prestado, en los dos primeros meses de este año, 708 millones de euros, de los que 368 millones han sido para pymes y autónomos.
En 2013 el ICO ha puesto a disposición de autónomos y empresas 22.000 millones de euros. En los tres primeros meses del año se han concedido créditos por un valor de 1.400 millones de euros.

Noticia procedente de Cinco Dias