Creo no pecar de exagerado si digo que la celebración de la XI Edición de los Premios Autónomo del Año fue un rotundo éxito. Siguen lloviendo felicitaciones de todas partes, incluida desde la Vicepresidencia del Gobierno. Mayoritariamente nos han dicho que estuvo bien montado, bien conducido, fue ágil, ameno, divertido y tuvo mucha relevancia por el peso de los premiados y de los invitados. Creo sinceramente que estas palmadas hay que darlas en los hombros de toda la organización porque todo el mundo colaboró, aportó su buen hacer, y justo fue eso lo que permitió que la ceremonia saliera tan redonda.
Por supuesto que influyeron los bombazos informativos que lazó el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, y que nos colocaron en las portadas de todos los diarios e informativos. Pero también hay algo que debemos valorar. Pocos actos atraen a las personalidades que nosotros sabemos conciliar y eso significa, creo yo, que ATA es una organización que –porque representa mayoritariamente a los autónomos y poco a poco estamos colocándolos en el lugar que les corresponde– interesa a la sociedad civil, a la política, a la empresarial y a la prensa. Estos actos sólo muestran que ATA va logrando un peso específico a favor de los autónomos y que lo ha alcanzado gracias a los miles de granos de arena que cada uno ha ido aportado a lo largo de todos estos años.
Ya os digo que allí acudió lo mejor de cada casa, incluidos los de la nuestra. También echamos en falta a muchos compañeros de ATA que no pudieron venir pero que tuvimos muy presentes durante todo el día. Hubo detalles que no quiero pasar sin comentar como el que el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, que recogió el premio por la Licencia Express, reconoció que era una propuesta nuestra y que la verdadera premiada era ATA por plantear esta iniciativa. También que Montoro eligió nuestro acto para anunciar el dato de reducción del déficit, que tanto importa a la economía porque eso supondrá a la larga poder salir de la crisis sin necesitar dinero exterior, para hablar de un segundo tramo del Plan de Pago a Proveedores y para asegurar que no se había olvidado de la medida del pago del IVA con criterio de caja ni de la Ley de Emprendedores. Pero admitió que sólo podrá poner en marcha estas reivindicaciones de ATA “cuando las cuentas públicas se equilibren”. Es decir, dentro de un par de años por lo menos.
La nota emotiva la proporcionó Jesús Subiza, de chocolates Subiza, al subir al estrado con sus 92 años para recoger el premio a la Mejor Trayectoria. Subiza –el chocolatero en activo más antiguo de Europa y aún cotizante a la Seguridad Social– tuvo un pequeño lapsus y nos llamó Asociación de Trabajadores Anónimos, provocando la hilaridad de todos pero haciéndonos reflexionar a algunos porque es cierto que, hasta hace poco, los autónomos éramos los grandes desconocidos. También recomendó comer chocolate todos los días como él hace y visto que va camino del siglo creo que voy a empezar a hacerle caso. No es mala dieta.
Bueno, eso en lo que respecta al premio. Por lo demás, cometí un error imperdonable por la prisas en mi anterior crónica y me olvidé de felicitar públicamente (lo hice personalmente) a Ana Cabrero por su reelección como presidenta de ATA Cantabria. Si alguien, que lo dudo, aún no la ha dado la enhorabuena aún tiene tiempo de hacerlo. La asamblea también salió fenomenal y, como sabéis, Cantabria no para de integrar organizaciones, algunas tan importantes como el Metal o la Madera y el Mueble.
Bien. Y de la economía no hablamos esta semana porque, excepto algunas puyas que nos meten desde la OCDE, la cosa sigue igual. La prensa extranjera parece que comienza a hablar mejor de España, incluso The Economist, que parecía que nos tenía mucha manía. Me han contado que un corresponsal extranjero ha pedido el traslado porque lo único que le pedían era noticias malas de España y estaba harto. Ya veis qué cosas pasan.
Os dejo por esta semana. La próxima será aún mejor, confío. Os mando un afectuoso saludo.
Francisco J. de Palacio