icoConseguir un préstamo subvencionado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) se ha convertido para muchos emprendedores y pequeños empresarios en lo más parecido al juego del laberinto mágico: la mecánica es sencilla, pero en cualquier momento te puedes dar de narices con una pared invisible.
La trampa, en este caso, se llama garantía.
Le pasó a Santiago Gabarró. Hace un año, este emprendedor de 44años se acercó a su banco de toda la vida para averiguar acerca de estas líneas, ya que necesitaba dinero para poner en marcha su proyecto: la venta por internet de ropa de cama.
Se encontró con que debía poner una serie de garantías de las que no disponía, así que no tardó en desistir de la idea (solicitar los fondos).
“No tenía a nadie que me avalase. Además, el trámite era muy engorroso y tampoco tenía tiempo para papeleos, así que antes de ponerme a trabajar para el banco decidí buscar autofinanciación”, comenta.
Con la ayuda de su familia, Gabarró consiguió reunir los 40.000 euros que necesitaba para diseñar la web, comprar las telas, un ordenador y material de embalaje, “lo mínimo para arrancar”.
En octubre del año pasado lanzó Brins, una tienda online de sábanas, bajeras, almohadas y nórdicos hechos a medida con un algodón egipcio de altísima calidad y que confecciona él mismo en Barcelona.
En sus primeros cinco meses ha atendido 40 pedidos y facturado unos 12.000 euros. Gabarró estima que si mantiene este ritmo de ventas, en tres años alcanzará su primer millón de euros.
“Estoy contento. Ya no pierdo un minuto buscando la ayuda de los bancos porque es muy frustrante. Hace un año quería lanzar mi proyecto sí o sí y me di cuenta de que si me ponía a tirar de ellos, no iba a empezar nunca. Opté por tomar el camino recto y me está yendo bien”, asegura.
“Eso no significa que más adelante, cuando mi negocio tenga algo de trayectoria, no retome el asunto”, aclara.
Muchas pymes asumen que acceder a estas líneas debería ser relativamente sencillo porque suponen que, al tratarse de fondos públicos, los bancos no corren riesgo alguno al darlas.
Pero lo cierto es que en caso de impago, son estos los que deben responder ante el ICO. De ahí que evalúen las solicitudes con el mismo rigor que aplican a los préstamos que financian con sus propios recursos.
“Desde la óptica de riesgo, no diferenciamos los requisitos que una pyme debe cumplir para acceder a un crédito ICO o a otro tipo de financiación ofrecida por el mismo banco”, confirman fuentes de BBVA.
“Es importante la generación de ingresos y la solvencia de la empresa. Pero, por supuesto, tenemos muy en consideración, además, la experiencia con el cliente en el tiempo que lleve trabajando con nosotros. Nuestro objetivo es mantener relaciones a largo plazo con él. Eso implica conocerlo bien y apoyarlo cuando lo necesita”, matizan.
En 2013, BBVA concedió 24.257 préstamos ICO por un importe total de 1.743 millones, lo que supone un aumento del 21% frente a los 1.438 millones de 2012 (21.673 operaciones).
El banco no aportó datos sobre el total de solicitudes que recibió en el año, sin embargo, desde la entidad indican que el motivo más habitual por el que se deniegan es la falta de viabilidad de la operación.
“En definitiva, por considerar que la inversión que el cliente quiere realizar le exige situarse en un nivel de endeudamiento más alto del recomendado”, puntualizan.
El 43% de los créditos aprobados por el banco se utilizaron para financiar circulante, el 51% sirvió para la adquisición de maquinaria y el 6% restante, para exportaciones.
Pilar Andrade, presidenta de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje), señala que el principal problema de las pymes es la falta de garantías, sobre todo cuando lo que buscan es liquidez para solventar tensiones de tesorería.
En esos casos, se les suele pedir que pongan en prenda su patrimonio o ahorros personales, “lo cual es un terrible error porque, cosa curiosa, es como si debieras tener el dinero para que te lo presten”, critica.
Sin embargo, no todas las experiencias son negativas. En agosto del año pasado, AC Precisión, una pyme de cinco empleados que fabrica y vende equipos de climatización para centros de datos, consiguió que su banco, Popular, le facilitase un préstamo ICO de 30.000 euros para cubrir desfases en su flujo de caja, ya que la compañía paga a sus proveedores en 60 días, pero cobra a sus clientes en 240.
“La principal dificultad que tenemos es esa diferencia de 120 días entre que pagamos y cobramos nuestras facturas”, explica Felipe Pacheco, director general de la empresa, que trabaja en una pequeña nave en Ajalvir, un pueblo a las afueras de Madrid.
Para AC Precisión conseguir el préstamo fue relativamente fácil porque ya hace casi dos años había recibido uno anterior del mismo Popular por 40.000 euros, aunque aquella vez el dinero procedió de fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y estuvo destinado a financiar la puesta en marcha del negocio, principalmente lacompra de ordenadores y software de diseño.
“En aquella ocasión fue muy importante que el plan de empresa estuviese bien hecho y que el banco entendiera que la idea era buena y que éramos capaces de llevarla a cabo”, destaca Pacheco, quien constituyó la empresa en abril de 2012 junto con otros cuatro expertos en climatización.
Los cinco se habían quedado en el paro en 2008, cuando la compañía para la que trabajaban se declaró en quiebra.
El proyecto prosperó gracias al conocimiento del mercado de sus socios y la originalidad de sus máquinas, que diseñan a pedido. Entre sus clientes se encuentran Telefónica, Elecnor y el Ministerio de Defensa.
En 2013 facturaron 300.000 euros y este año esperan duplicar esa cifra. Con esas perspectivas, el banco no ha tenido problema en darles un segundo préstamo, esta vez del ICO. “Sin esas ayudas, nuestro proyecto no hubiera salido adelante”, dice Pacheco.

Noticia procedente de Cincodias.es