Agosto de 2007. La economía española acababa de anotarse un crecimiento del 3,6% en el segundo trimestre y el mercado laboral superaba los 19 millones de afiliados, gracias al tirón de la industria y la construcción. La industria era el sector que más empleo generaba, con 2,72 millones de afiliados, lo que suponía el 18,2% de la fuerza laboral, seguido por el comercio, con 2,54 millones, y la construcción, con 2,47 millones. Seis años después, la situación ha cambiado profundamente. En agosto de 2013, los afiliados dados de alta a las actividades turísticas (hostelería, restauración y agencias de viajes) han superado por primera vez a los de la industria poniendo de relieve el profundo impacto que la crisis ha tenido en todas las actividades económicas, excepto en el turismo.
Los últimos datos de la Seguridad Social muestran como el número de afiliados a actividades turísticas era de 2,07 millones, casi 100.000 afiliados más que hace seis años. Todo lo contrario que lo sucedido en el resto de sectores, donde la merma de puestos de trabajo ha sido brutal. En la construcción se han perdido 1,5 millones de afiliados, en la industria 700.000 cotizantes y en el comercio hay 400.00 altas menos. De este modo, el turismo se ha convertido en el único nicho de empleo en España, lo que ha despertado la inquietud de los expertos por tratarse de trabajos temporales, poco cualificados y en el que la retribución es sensiblemente inferior al del resto de sectores. Un escenario en el que se le cierran las puertas a los millones de jóvenes sobrecualificados, que van a tener que buscar salidas laborales fuera de nuestro país ante la falta de empleo cualificado.
Los últimos datos de paro registrado, correspondientes a agosto, confirman estos temores. El 94% de los contratos suscritos ese mes eran temporales y son una muestra de la precarización del mercado laboral, lo que puede mermar aún más el poder adquisitivo de los consumidores y lastra el consumo de los hogares, en caída libre desde el inicio de la crisis. El turismo, el único sector que parece en disposición de crear empleo, es el que menos salario paga. La última encuesta del INE muestra como el salario medio que percibía un trabajador en 2011 era de 22.899 euros al año. El más bajo corresponde a la hostelería, con 14.234 euros, frente a los 19.444 euros del comercio, a los 22.541 de la construcción o los 25.308,11 de la industria manufacturera.
En este contexto, Lorenzo Rivarés, portavoz de la patronal de las ETTAsempleo, cree que la tarea más urgente es recualificar a los tres millones de parados de larga duración, la mayoría procedentes del sector de la construcción. “Y eso pasa porque los servicios públicos de empleo y las empresas de trabajo temporal trabajen conjuntamente para vincular lo que necesita el desempleado con lo que precisa el empleador”, apunta. Rivarés también señala que es necesario implantar en paralelo un plan para ofrecer una salida laboral a los jóvenes menores de 25 años, con una tasa de paro superior al 50%, y cambiar el contrato de emprendedores para vincular formación y empleo “con la flexibilidad que quieren las empresas”.
Conscientes de que ahora tienen la sartén por el mango, las compañías del sector turístico van a redoblar sus esfuerzos para arañar al Gobierno algún que otro retoque a la reforma laboral y a los sindicatos alguna concesión en materia laboral. Este texto, que está siendo evaluado por la OCDE, va a sufrir algún cambio, aunque no será “de calado”, como ha destacado la ministra de Empleo, Fátima Báñez. El objetivo, según fuentes empresariales consultadas, es lograr que se incluyan algunos supuestos sobre movilidad funcional y geográfica o a la asignación de las vacaciones. Se trataría, por ejemplo, de que una persona que esté en la recepción de un hotel aproveche los tiempos muertos que hay entre la llegada y la salida de los huéspedes para hacer otras labores, como la gestión de cobros o el apoyo a la actividad comercial.
Noticia procedente de Cincodias.com