Excelentísimo  y Reverendísimo Señor Obispo; comparece ante su docta autoridad éste su afligido y humilde  pecador   para poner en conocimiento una serie de hechos pecaminosos que acontecen en esta la muy histórica villa de Adexe.

Debe saber su señoría que así como en otros lugares de nuestro solar patrio, cuando llega la Santa Semana de Pasión, los pueblos se visten y engalanan para recibir honrosamente la tradición cristiana. No sólo esto, sino que con este motivo se realizan pastelería tradicional de la época, como las muy nombradas torrijas, los pestiños, las cocas, las monas etc. Sabe V.E., que también  es costumbre que  las tiendas y comercios muestran sus mejores mercaderías pues era tradición estrenar vestimentas para la Pascua de Resurrección. Igualmente los puestecillos se llenaban de palmeras, y olivos para el domingo de ramos y siempre había velas y adornos para engalanar los balcones con faldones, banderas y tapices.

Este extenso preámbulo, viene a cuento  por el grande pecado que se está cometiendo en los últimos años en éste su fiel pueblo  de Adexe.

Es de justicia que no quede impune tan alta afrenta.

 Concreto, Eminencia:

 Por estas santas fechas, surgen como setas en  mi muy amado pueblo unos puestos ambulantes de Hamburguesas, Perritos Calientes (con perdón) y la reina de las novedades: LA PAPONA. Estas costumbres gastronómicas, si así se le puede llamar, son foráneas y de muy mal gusto y sabor, amén de contradecir la tradición cristiana de la práctica Cuaresmal  del ayuno y la abstinencia. No conforme con ello en estas fechas se incita y pone de moda la promiscuidad en nuestras playas.

¡Dios me libre! Se vienen viendo gran afluencia de propios y extraños por nuestras playas, los cuales de forma impúdica  se exhiben como Nuestro Señor los echó al mundo, sin el menor recato. Viéndose escenas pecaminosas por doquier; pareciera que el Maligno anduviera suelto por Adexe. Por pudor no debo entrar en mayor detalle de las cosas que suceden por la noche en la zona de Costa Maneje.

 No quisiera señalar como culpable de todos estos hechos, al otrora adalid de la fe, látigo de infieles, luz de la razón; me refiero a nuestro Señor Fray Miguel de la Escalona, Marqués de Adeje por la gracia de Dios y de los votos cautivos de los estómagos agradecidos; que no solo permite que el pecado campe por estos lares, sino lo promueve y consiente.

 Así pues, ante vos, humildemente me postro en petición de justicia, para que llame al orden a las autoridades de este pueblo que por mal camino anda.

 Vuestra Excelencia mejor que yo sabrá poner coto a estos desmanes y en caso contrario, usar de los medios que en otras épocas dieron buenos resultados.

 Me brindo voluntario ante el gran honor de enarbolar la Santa Cruz Verde por estos sures pecadores.

 Amén.

 PD. Cuando el diablo no tiene qué hacer, mata moscas con el rabo.